Y... ¿por dónde viene la ola?
El escenario actual es de una aparente solidez de los fundamentos globales. El FMI estima un crecimiento mundial de 3.9% para este año, el cual estaría liderado por las economías desarrolladas (principalmente EEUU y Zona Euro), pero también apoyado por la dinámica de las economías emergentes que se han beneficiado de los mejores precios de las materias primas. En este contexto los mercados de acciones, principalmente el de EEUU, han detenido su avance y ha iniciado un desplazamiento lateral que ya dura cuatro meses desde sus máximos a finales de enero 2018. Entonces cabe la pregunta, ¿será que el ciclo alcista de los activos riesgosos terminó? Si ese es el caso, ¿será que es momento de ponerse defensivo e iniciar una estrategia de preservación que pondere la renta fija en lugar de la renta variable global?
Precisamente en uno de los últimos posts que publiqué el 08 de abril, “¿Corrección o cambio de tendencia?” discutíamos la probabilidad de encontrarnos frente al final del ciclo alcista del S&P500, el cual ya lleva 9 años y es sin duda el más largo de los últimos 100 años. En dicho artículo, proponíamos que el mercado de acciones de EEUU todavía no ha confirmado un cambio a la tendencia primaria vigente, y que mas bien este desplazamiento lateral, todavía encaja dentro de lo que se puede considerar una corrección. Sin embargo, ello no invalida que lo que hasta ahora consideramos una corrección, más adelante termine confirmando un cambio de tendencia. Que esto suceda, finalmente dependerá de la incidencia (individual o de manera conjunta) que los distintos factores de riesgo vigentes en el mundo tengan sobre los mercados financieros. Repasemos entonces cuales son esos factores de riesgo cuya materialización impactarían los precios de los activos financieros, para tener una idea de por donde nos puede pegar la ola.
Un primer factor de riesgo consideramos esta relacionada con la política monetaria en EEUU. La Reserva Federal anticipó tres subidas a su tasa referencial para este año. Ya en marzo se decretó un incremento elevando la tasa a 1.50%-1.75%, el mercado viene descontando con una probabilidad de 100% una nueva subida para la reunión de junio, y se espera que la tasa llegue a 3.0% en el 2019. Sin embargo, el riesgo en este aspecto estaría asociado a un endurecimiento de la política monetaria por parte de la FED, lo cual supondría no tres, sino cuatro incrementos a la tasa de interés este año, con el consiguiente probable impacto negativo sobre el precio de los activos riesgosos principalmente.
Dos elementos consideramos serían decisivos para que la FED opte por tal endurecimiento de su política monetaria. Por un lado, si bien es cierto el incremento de la tasa de interés podría tener efectos contraproducentes para la sostenibilidad y consolidación del crecimiento de la economía de EEUU, la política fiscal expansiva (recorte de impuestos y mayor gasto) que viene aplicando la administración Trump, compensaría tal efecto dándole a la FED margen para optar por un cuarto incremento, lo cual finalmente sucedería dependiendo de la evolución de la inflación esperada.
Un segundo factor de riesgo de cara al segundo semestre estaría dado por la tendencia proteccionista de los gobiernos, cuya expresión cumbre embarcó a EEUU y China en una disputa comercial. Debemos tener claro que un incremento de los aranceles podría tener un impacto negativo en la actividad económica en el largo plazo, al tiempo que también podrían tener un impacto sobre la inflación, lo cual como mencionamos en el párrafo precedente, sería uno de los factores que induciría un cuarto incremento en la tasa de interés referencial por parte de la FED.
Un tercer factor de riesgo está dado por los eventuales problemas políticos en alguno de los países de la zona Euro, donde Reino Unido y sus negociaciones respecto a las condiciones que la comunidad europea le impondría para abandonar el bloque se mantienen latentes. Adicionalmente estarían los problemas que se presentan en los otros países de la región. Italia por ejemplo tuvo elecciones en marzo, y recién la semana pasada los partidos líderes, el Movimiento 5 Estrellas y La Liga lograron un acuerdo para cogobernar. Mientras ello no se produjo, los mercados reportaron una alta volatilidad. La agenda política de la zona euro es otro factor a considerar por la volatilidad que genera en los mercados financieros.
En este contexto, a pesar que como dijimos antes, aún no vemos confirmaciones de cambio de tendencias, a pesar que vemos el mercado de acciones en EEUU con un buen soporte sobre la base de los favorables reportes corporativos mostrados en el primer trimestre del año, sugerimos cautela con la exposición a activos riesgosos a nivel global, pues un cambio de dirección en EEUU se expandiría también hacia los otros mercados desarrollados, incluso a los mercados emergentes. Considerando este escenario, podría tener sentido ir evaluando un rebalanceo del portafolio con una mayor ponderación en activos de renta fija, pero adoptando un enfoque defensivo (Bonos con plazos cortos) que mitigue el riesgo de tasa en un contexto en el que se espera mayores incrementos de la tasa de interés. Así mismo, los bonos de países emergentes se muestran atractivos dados los mayores rendimientos relativos que muestran dado el riesgo que presentan.