¿Y que pasa si...?
Siguiendo con la volatilidad que nos acompañó durante todo el 2018, el mes de diciembre los mercados globales tuvieron una fuerte reacción bajista, luego que en su última reunión de política monetaria del año, la FED anunciara que probablemente vendrían dos nuevos incrementos de tasa para el 2019. En lo que va del año, y luego que el presidente de la Reserva Federal mostrara una posición mas moderada, los mercados de acciones se han recuperado, al punto que el S&P500 prácticamente a recuperado todas las perdidas del último mes del año.
Hacia finales de año, e inicios del 2019, nosotros identificábamos principalmente tres factores de riesgo, que deberían tener incidencia global en los precios de los activos financieros. Uno de ello era el rumbo de la política monetaria que seguiría la Reserva Federal, ese riesgo parece haberse moderado en línea con una posición mas cauta por parte de los oficiales de la FED.
El segundo factor de riesgo esta relacionado con las tensiones comerciales entre EEUU y China. Los 90 días de tregua que se acordaron hacia finales de noviembre, y las conversaciones sostenidas entre representantes de ambos países ha permitido cierta tranquilidad, y ciertamente hay algo de optimismo en que estas lleguen a buen puerto antes de fin del mes de febrero. Esto también ha contribuido a la recuperación de los mercados globales. Sin embargo, sobre este punto, a diferencia del relacionado con la política monetaria de EEUU, nosotros no nos confiaríamos y esperaríamos a ver como se resuelven puntos tan centrales como el de propiedad intelectual. Al menos China está dando muestras de querer avanzar, retomando las importaciones de algunos productos que ya el año pasado había interrumpido.
El tercer factor de riesgo está más bien circunscrito a eventos de corte político en la zona Euro. Y aunque consideramos que cualquier desenlace en la región tendrá consecuencias que se focalizarían en la misma región, no debemos descartar la volatilidad que se podría transmitir hacia otros mercados, por lo menos en el corto plazo.
De la mano del optimismo en torno a los dos primeros factores de riesgo mencionados, y gracias a resultados corporativos que han mostrado en algunos casos resultados mejor de lo esperado, la Bolsa de Nueva York parecería haber empezado el año con pie derecho. Pero recordemos que con las caídas del mes de diciembre, los patrones técnicos mostraban confirmaciones de cambios de tendencia. Esas pautas aún no se han invalidado, por lo que aún no podemos asegurar que se haya retomado la tendencia alcista, pues para ello el S&P500 tendría que superar el último máximo en los 2940 puntos, y todavía estamos un poco lejos. Si bien en mi experiencia en mercados financieros he aprendido a no descartar nada, prefiero mantenerme cauto mientras las tendencias no se confirmen.
El mercado local no será ajeno a todos estos acontecimientos, pues un segmento importante de la Bolsa, las acciones mineras dependen en gran medida de la evolución del precio de los metales, los que a su vez responderán al desenlace de los problemas entre EEUU y China, y obviamente al rumbo de la política monetaria de EEUU. La recuperación que ha mostrado hasta ahora la Bolsa local, viene soportada por noticias puntuales, caso de compras de empresas, alianzas para el desarrollo de proyectos, y en algunos otros casos a resultados financieros que han sido favorables. Sin embargo, los riesgos políticos internos pienso que se mantienen vigentes, y ello podría obstaculizar la recuperación principalmente de los sectores de demanda.