Definitivamente, tal vez…
En serio no se me ocurrió mejor título que sintetice lo cambiante que ha sido el escenario global para los mercados financieros este año, en el que a mi entender, dos temas son los que han concentrado la atención de los inversionistas. Por un lado, el desarrollo de la disputa comercial entre EEUU y China, y por otro lado, la política monetaria de EEUU. Otros factores como las negociaciones de Reino Unido en torno a su salida del bloque europeo, pienso que tuvieron menor impacto.
En pocas palabras, de manera concreta y tal vez hasta simplista, este año lo podemos caracterizar por dos resultados: los máximos históricos del S&P500, especialmente en noviembre, que lo llevaron a acumular un rendimiento arriba del 23% en lo que va del año. Antes de seguir, vale una aclaración estadística. No olvidemos que el último trimestre de 2018 fue catastrófico para el mercado de acciones de EEUU, en dicho periodo el índice perdió aproximadamente 20%. Si tomamos estos mínimos como base, no debería sorprendernos el rendimiento que acumula este año el S&P, pero si tomamos los valores previos a dicha caída, el rendimiento del S&P500 estaría alrededor del 5.0%, en fin, números más, números menos.
El otro evento que marca el año 2019 es la subida del precio de oro, que finalmente rompió su resistencia y abandonó el rango entre USD 1,200 y USD 1,350 en que oscilo desde el 2016, para avanzar hasta los USD 1,550 y luego retroceder hasta USD 1,450, en lo que considero, todavía es una corrección, mas no un cambio de tendencia.
En este punto, pienso que el mercado está dando una mayor ponderación al posible desenlace de las negociaciones comerciales, que a cualquier otro factor. Incluso la publicación de indicadores económicos que decepcionan y muestren resultados por debajo de lo esperado, no tienen tanto impacto como comentarios o afirmaciones respecto a avances o dilaciones en las negociaciones. Este es uno de los factores que a mi entender explican el comportamiento del oro en el último mes, y es fuente de volatilidad.
A pesar que la Reserva Federal ya anticipó que en diciembre no habrá reducción de tasas de interés, lo cierto es que hay indicadores que siguen mostrando riesgo de desaceleración. Un ejemplo de ello, son las contrataciones no agrícolas, que si bien, muestran variaciones positivas, éstas son decrecientes. Este me parece que es un indicador más potente que la tasa de desempleo para medir la fortaleza del mercado laboral. Otros indicadores como el ISM manufacturero, se encuentran en zona de contracción, y aunque el ISM de servicios, que representa la mayor parte de la economía todavía están en zona de expansión, también ha venido decreciendo durante el 2019. En resumen, pienso que el riesgo de desaceleración no se ha disipado, y si en los primeros meses del próximo año, el efecto de los recortes de tasa realizados en los últimos meses no se traduce en mejores indicadores, la FED se verá forzada a realizar nuevos ajustes a la tasa de interés. Este es el escenario que a mi parecer le da soporte al precio del oro en los próximos meses, aun cuando en el corto plazo la posibilidad de un acuerdo en primera fase impulsa el precio de las acciones y mantiene el precio del metal oscilando debajo de los USD 1480/oz.
Ya de cara al 2020 pienso que los retornos del S&P500 todavía estarán condicionado por los avances en torno a la solución definitiva del conflicto comercial. También será un año electoral, y el desarrollo de las campañas con miras a la presidencia será otro factor a considerar. La evolución de la economía de EEUU durante el primer trimestre del próximo año pienso que será una variable crítica a tomar en cuenta, pues impactará en el precio de los activos riesgosos, en las decisiones de política monetaria, y por ende en el precio del oro.