Teletrabajo: una forma de mantener la productividad laboral
Por Franco Saito, estudiante de Economía de la Universidad del Pacífico
“En cada crisis siempre hay una oportunidad” reza un viejo proverbio. Ante la difícil coyuntura que enfrentan el país (y el mundo), cientos de empresas han tenido que optar por el teletrabajo para continuar con sus labores y tratar de no afectar la cadena de pagos. Es inevitable que, en medio de tanta incertidumbre, surjan interrogantes sobre cómo funcionará este sistema y cómo impactará en la productividad de los trabajadores. El Ministerio de Trabajo, a través del Decreto de Urgencia N° 026-2020, faculta a los empleadores del sector público y privado a implementar esta medida para prevenir la propagación del COVID-19.
¿Qué es el teletrabajo? La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define como “la forma de trabajo efectuada en un lugar alejado de la oficina central o del centro de producción y que implica una nueva tecnología que permite la separación y facilita la comunicación”. Sin embargo, aún persisten muchos prejuicios sobre esta nueva forma de trabajar.
Por ejemplo, según una encuesta realizada en el 2018 por la consultora Mercer, solo el 22% de empresas en el Perú indicó aplicar el teletrabajo. Este bajo porcentaje se debe a que existe un excesivo control sobre algunos puestos de trabajo ya que se suele pensar que si no se ve al trabajador sentado en su escritorio, este no está cumpliendo con sus labores. Para que el teletrabajo sea una opción viable, es imprescindible que las empresas desarrollen métricas o indicadores sobre productividad para poder medir el rendimiento de sus colaboradores sobre la base de resultados objetivos.
César Antúnez de Mayolo, profesor de Pacífico Business School (PBS), sostiene que hay estudios de Estados Unidos y Europa que demuestran que el teletrabajo mantiene la productividad y en algunos casos la incrementa. Asimismo, destaca que, al reducir los costos laborales, esta forma de trabajo contribuiría a disminuir la informalidad. Una experiencia para destacar es el programa piloto de teletrabajo implementado en Indecopi durante el año pasado. Los resultados arrojaron que “la productividad individual de sus teletrabajadores mejoró en un 30% al mes y ahorraron 47 horas en traslados para dedicar ese tiempo a sus familias”. Asimismo, se encontró que el trabajo colectivo mejoró en hasta 10% en relación con la meta propuesta y se espera incrementar en un 300% la cantidad de teletrabajadores para el presente año.
Otro punto para destacar es el impacto del teletrabajo sobre brecha de género en el mercado laboral. Al respecto, un informe de PwC & Aequales (2018) señala que las empresas —participantes del Ranking PAR- que impulsan políticas laborales que favorecen la flexibilidad presentan estructuras organizacionales más equitativas. Por ejemplo, en las empresas donde se ofrece el home office la presencia de mujeres en el segundo nivel (gerencias de áreas) se incrementa en 13 puntos porcentuales— de 31% a 44%— y en la junta directiva la participación de mujeres pasa de 17% a 24%.
La OIT en su infome Working anytime, anywhere (2017) destaca que esta nueva forma de trabajar permite una mayor autonomía sobre el horario de trabajo (flexibilidad), un menor tiempo de desplazamiento al lugar de trabajo que mejora el equilibrio entre la vida laboral y personal; y una mayor productividad. No obstante, encuentra desventajas importantes como “la tendencia a trabajar más horas y una superposición entre el trabajo remunerado y la vida personal, lo cual puede generar niveles de estrés más altos”. Sobre este punto, Pérez & Gálvez (2009) de la Universidad Oberta de Catalunya señalan que, para minimizar estos riesgos, el teletrabajo debe ser aplicado bajo ciertas circunstancias.
Primero, es necesaria una planificación y evaluación por objetivos del trabajo. Asimismo, los superiores deben ver el teletrabajo como una forma de organización laboral legítima, de modo que los ascensos se den en igualdad de condiciones en relación con los que laboran presencialmente. Finalmente, es importante la transparencia en las condiciones del teletrabajo, así como la claridad del marco normativo. Adicionalmente, Claudia Draghi, coach y docente de PBS, recomienda a los trabajadores usar una vestimenta adecuada—hay un efecto psicológico sobre la productividad— y definir una estructura horaria clara y un lugar adecuado para el trabajo. Destaca la importancia de mantener el compromiso con la empresa recordando que el “teletrabajo es una forma de trabajo, no un beneficio”.
No quiero dejar pasar la reflexión de Ignacio Martin, socio de CLA Consulting, sobre la importancia de mantener el espíritu de equipo: “se pueden hacer reuniones para hablar de cómo lo estamos viviendo o instalar la práctica de un afterwork virtual. También es necesario que las empresas ayuden a sus trabajadores con el desafío familiar de estar encerrado”. Sin duda, esta crisis va a cambiar nuestra visión sobre el trabajo. Nadie dijo que iba a ser fácil y quedarnos sin hacer nada no es una opción. Las personas no se resisten al cambio, sino a las pérdidas que ello implica. Este desafío adaptativo requiere el compromiso y apoyo de cada uno de nosotros para sobrellevarlo de la mejor manera posible.