El impacto económico de la vacancia del expresidente Martín Vizcarra
Camila Loret de Mola, alumna de Economía de la Universidad del Pacífico.
El lunes 9 de noviembre el expresidente Martín Vizcarra enfrentó un segundo proceso de vacancia. Con 105 votos a favor el Congreso de la República aprobó destituirlo y el presidente del Congreso, Manuel Merino, asumió el cargo. Luego del anuncio, se armó un escándalo en las redes y calles. La población luchaba por ser escuchada y protestaba contra la decisión tomada. Cómo futura economista me pregunto, ¿Cómo esta situación puede interrumpir la recuperación de la economía?
No solo se ha generado turbulencia en el frente político sino, también, incertidumbre que agrava la crisis sanitaria que se está atravesando hoy. La expansión del COVID-19 y aislamiento para frenarlo paralizó la mayoría de actividades productivas del país por 105 días reduciendo la capacidad de las empresas de generar ingresos y por ende una reducción del empleo y demanda. Según el último reporte de inflación del BCRP, en el primer semestre el PBI se contrajo en 17.4% y la demanda interna en 15.1%. Por otro lado, la tasa de participación en el mercado laboral se contrajo 26.7% en el segundo trimestre a comparación del 2019. Aunque las expectativas del crecimiento del PBI para el 2020 y 2021 mejoraron en el último resumen informativo semanal con respecto a setiembre, estas pueden verse afectadas por el nuevo contexto político.
La actual incertidumbre significa un mayor riesgo previo a las elecciones de abril del 2021 y más importante puede paralizar el avance y esfuerzos por recuperar el desarrollo del país. A continuación, analizaré algunas consecuencias en nuestra economía.
En primer lugar, se podría paralizar la inversión pública. Para continuar con una recuperación efectiva se necesita un entorno estable y de certidumbre. La vacancia significa un ruido adicional limitando las acciones necesarias que ya se encuentran bajo presión en distintas regiones donde aún no se controla la pandemia. Uno de los programas claves para la reactivación es Arranca Perú que comprende un gasto corriente e inversión pública de S/ 6,791 millones. Este se enfoca en los sectores transporte, vivienda, agricultura y trabajo incluyendo como objetivos el mantenimiento de la red vial nacional, la construcción de viviendas, el programa “Trabaja Perú” y la entrega del Bono Familiar Habitacional. Es clave no interrumpir este y otros programas y permitir que avancen en el tiempo determinado, dado que son claves para la generación de puestos de trabajo y obras de infraestructura. La inversión pública es uno de los motores principales de la economía.
Otra variable importante es el tipo de cambio. Este refleja el poder adquisitivo del sol respecto al dólar y la estabilidad económica del país. Ante una mayor incertidumbre lleva a una mayor volatilidad y la necesidad del BCR a intervenir para que la depreciación sea más paulatina. Los peruanos buscan refugio en el dólar y por ende la demanda por este aumenta. El día martes el mercado cambiario cerró con una cotización de 3.63 soles por dólar, una depreciación de la moneda local respecto al día anterior de 1.26%. Este es un riesgo para el país dada la alta dolarización financiera de las empresas y familias. El ratio de créditos en dólares en el sistema bancario en julio de este año a empresas y personas era de 30.4% y 8.30% respectivamente. Si un peruano tiene un portafolio en moneda extranjera pero a la vez ingresos en soles este se encuentra más vulnerable al estar expuesto a fluctuaciones en dicha moneda, esta descubierto al tipo de cambio. Una depreciación del sol causa que el valor de los pasivos en dólares aumente mientras que los activos o ingresos de una empresa o familia en soles se mantengan o deterioren en el contexto actual. Este mecanismo se le conoce como el efecto hoja de balance. Las empresas y familias largas en deuda en dólares se ven afectadas siendo menos capaces de cumplir sus obligaciones y recibir mayores créditos para seguir operando reduciendo el consumo e inversión del país.
Asimismo, la inversión extranjera puede debilitarse. Debido a la pandemia las utilidades de empresas de inversión directa extranjera se contrajeron traduciéndose en una reducción del déficit de cuenta corriente. Con la recuperación de la economía global y por ende nuestras exportaciones se esperaban que para el 2021 se incrementen nuevamente las utilidades y tener una cuenta corriente nuevamente deficitaria (lo que no es perjudicial). No obstante, con un escenario con riesgo político y medidas populistas se reduce el incentivo a invertir por parte de inversionistas extranjeros. Asimismo, el riesgo país medido a través del indicador EMBI+ puede verse afectado gracias a la desconfianza generada por la decisión del Congreso. Perú ha destacado en la región por mantener un nivel estable durante la pandemia. La larga trayectoria del país con bajos niveles de deuda, altos niveles de reservas internacionales y un buen marco macroeconómico, en los últimos años, han permitido implementar el Plan Económico frente a la pandemia que alcanza alrededor del 20% del PBI. Dado el nuevo contexto se cuestiona si los objetivos de las fases se pueden culminar. Cabe recalcar que los fundamentos macro (menor riesgo país de la región) fueron claves para la exitosa emisión de bonos soberanos en abril (US$ 3,000 millones) y a tasas mínimas históricas. Los influjos de capital extranjero son necesarios para llevar a cabo el programa de reactivación y estimular la inversión privada.
Por último, debe de existir una separación de poderes clara entre el Ejecutivo y el Legislativo. El Congreso ha propuesto proyectos de Ley que de aprobarse afectarían el presupuesto fiscal 2021 que se aprueba a inicios de diciembre. Por ejemplo, en agosto, el Congreso presentó la Autógrafa de Ley que proponía la devolución del 100% de sus aportes a los jubilados de la ONP con un costo de S/ 15,000 millones y en adición un retiro extraordinario con costo aproximado de S/ 5,380 millones. De aprobarse esto se afectaría la disponibilidad de recursos a asignarse a programas sociales y reactivación económica. Esperemos que el nuevo gabinete no acceda a las presiones del Congreso para aprobar este y otros proyectos que afectarían la caja del Estado.
Esperemos que en los próximos meses, bajo el nuevo Gobierno, el Congreso y el presidente trabajen de la mano pero respetando sus roles para culminar exitosamente las reformas planteadas por el Ministerio de Economía y Finanzas y así mantener en pie la economía y limitar las propuestas “populistas” que incrementan la incertidumbre y temor.