Turismo de vacunas: un nuevo sueño americano
Escribe Bruno André Herrera C. alumno de Economía de la Universidad del Pacífico.
Dicen que no hay primera sin segunda y no podrían decirlo mejor los miles de viajeros que a diario arriban a los Estados Unidos con el objetivo de inocularse contra el Covid-19. El nuevo sueño americano no habla de oportunidades de trabajo, terrenos baratos, o ideales de prosperidad, pero sí promete, a cambio de un pinchazo, protección ante la enfermedad que paralizó al mundo. No obstante, ¿será el pasaje de ida y vuelta el único desembolso que realizan los turistas por las vacunas? Todo indica que el turismo de inmunización no solo salvaguarda la salud de muchas personas, sino que podría estar ayudando a la recuperación de la economía estadounidense.
¿Qué es el turismo de vacunas?
En primer lugar, es preciso comprender que el turismo por razones de salud no es un concepto novedoso en el mundo y lo es en mucho menor medida en nuestra región. Aún es muy común que, por falta del desarrollo de infraestructura y capacitación del personal médico, muchos pacientes tengan que viajar al extranjero para un tratamiento o intervención quirúrgica que no está disponible en su país de residencia. Sin embargo, el turismo de vacunas sí parece ser, al menos en el nivel en el que se está dando, un fenómeno sui generis de esta pandemia.
Definida sencillamente como la actividad de visitar un país extranjero para obtener una dosis que no está disponible en el país donde se reside, el turismo de vacunas es una práctica que viene extendiéndose en la misma proporción que las preguntas en torno a él. Muchos se preguntan cómo, cuándo y a dónde viajar para obtener la tan ansiada dosis; otros, si es ético o logísticamente conveniente. En las últimas semanas, en Estados Unidos, la pregunta es ¿cuántos más turistas se puede recibir?
De acaparar vacunas a acaparar turistas
Miles de viajeros arriban a diario a la tierra del Tío Sam desde todos los rincones del mundo en cantidades que, en algunos días, casi superan el flujo promedio pre-pandemia. Esta vez, no son las atracciones de Orlando, un fin de semana en Las Vegas ni un paseo a Hollywood lo que incentiva a los visitantes, sino la expectativa de ser inmunizados contra el Covid-19. La afluencia de extranjeros en la búsqueda de una dosis ha sido tal que solo en Miami las autoridades tuvieron que instalar un centro de vacunación en el aeropuerto, pensado, en gran parte, para quienes llegaran específicamente a poner el hombro.
Con todo, este frenesí es más reciente de lo que se cree, ya que, al inicio, la línea de la legalidad del turismo de vacunas era muy delgada. Ya sea por los estrictos controles migratorios y los requisitos establecidos para la vacunación, obtener la dosis en calidad de no residente, era muy complicado, inclusive para aquellos ciudadanos norteamericanos que decidieran vacunarse en un estado distinto a aquel en el que radicaban. Sin embargo, a finales de enero, cientos y luego miles de personas comenzaron a encontrar vacíos legales que les permitieran vacunarse. Ese fue el caso de Florida, en donde una gran cantidad de ciudadanos estadounidenses primero y turistas extranjeros después se volcaron a los centros de vacunación debido a los laxos controles que se exigían entonces.
Este volumen de solicitantes alarmó a las autoridades al punto que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se vio obligado a establecer requerimientos más estrictos para priorizar la inmunización de la población vulnerable local, la cual, según su criterio, competía con los advenedizos. En una entrevista para CNN, declaró que no era deseable la llegada de extranjeros con intenciones de vacunarse mientras los residentes aún no hayan alcanzado la inmunidad de rebaño y, por este motivo, estos últimos tendrían prioridad absoluta.
La flexibilización de los controles comenzó cuando ciudadanos norteamericanos y extranjeros, particularmente de avanzada edad, se movilizaron a través de estados para recibir el ansiado pinchazo. Pronto, se empezó a cuestionar la selectividad de las aplicaciones en un contexto donde existía un excedente del fármaco en el país. La circulación y demanda de vacunas pronto obligó a que las autoridades gubernamentales decidieran que la distribución de las vacunas se basaría en su elegibilidad independientemente del registro de residencia o el status migratorio.
A finales de abril, se levantaron la mayoría de requerimientos y, desde entonces, un número de turistas nunca visto durante la pandemia comenzó a hacer sus reservas con el conocimiento de que podrían vacunarse gratuitamente. Los peruanos no han sido la excepción. Si bien en febrero ya se registraban en total 4,229 personas que declaraban como motivo de viaje la inmunización, en abril este número se elevó a 1000 viajeros diarios en promedio, de acuerdo a la información provista por la Superintendencia Nacional de Migraciones. Casi la totalidad de los pasajeros tenían como destino al país del norte.
Receta para la reactivación
La vacuna ha abierto un nuevo horizonte de oportunidades, especialmente en el ámbito económico. Ello se debe a que esta clase de turistas, además de acudir al local de vacunación, suelen hospedarse en un hotel local, movilizarse con los medios de transporte del área, consumir en restaurantes de la zona, comprar en las tiendas de los residentes y hasta aprovechar la estadía para realizar, con los cuidados del caso, un poco de turismo convencional.
Las regiones más beneficiadas por la búsqueda de vacunas han sido los pequeños pueblos y ciudades, precisamente aquellos que la debacle económica había impactado con mayor intensidad. Casos como el Condado de Habersham en Georgia, Quincy en Illinois y Kennewick en Washington son tan solo algunos ejemplos de la reactivación de economías rurales por obra del turismo de vacunas.
Esta reapertura podría ayudar, en cierta medida, a revertir ciertas tendencias de la acumulación de la riqueza en Estados Unidos que han provocado profundos sentimientos de disconformidad en sectores importantes de su sociedad y han sido parte del motivo de las multitudinarias protestas que continúan hasta el día de hoy. En esta línea, la aparición de más hubs de vacunación en áreas rurales del país podría revertir el paradigma según el cual el crecimiento económico se concentra desproporcionadamente en las zonas metropolitanas. Con un resurgimiento del mercado interno, la reactivación del mercado laboral y la descentralización de la producción de bienes y servicios, Estados Unidos no solo podría experimentar una recuperación económica providencial, sino que lo haría sobre la base de un patrón socialmente sostenible.
Superados los escepticismos de los primeros meses del año, tanto residentes como gobernadores han comenzado a ver el turismo de vacunas como una actividad donde todos ganan. El deseo de muchos extranjeros de protegerse de los síntomas más severos de la enfermedad ha devuelto la vida a un sector de servicios que permanecía aletargado y ahora tan solo espera recibir más visitas. Con todo, ¿será el turismo de vacunas una actividad sostenible en el largo plazo? La propuesta de liberar las patentes de las vacunas, la agilización del proceso de inmunización en el mundo y la paulatina reducción de nuevos casos de Covid-19 a nivel global pueden disminuir el volumen de personas que viajen a Estados Unidos por esta razón.
Se trata entonces de una oportunidad circunstancial que debe ser aprovechada para reparar los estragos económicos que la pandemia ocasionó a las empresas, en especial a las medianas y pequeñas. La reactivación del sector servicios, el más grande de Estados Unidos y aquel que emplea al mayor porcentaje de la PEA, es capaz de revertir, en parte, las preocupantes cifras de desempleo, las cuales alcanzaron máximos históricos durante la pandemia. Lo último podría aliviar la presión asistencial que pesa sobre el gobierno estadounidense y darle cierto margen para evitar la agudización de una crisis de déficit que, subrepticiamente, puede volverse tan problemática como la pandemia.
El turismo de vacunas en Estados Unidos durará algunos meses más antes de que los demás países hayan logrado aproximarse o igualar su capacidad de vacunación si es que no han alcanzado ya la inmunidad de rebaño. Mientras tanto, el impulso a la demanda que representan estos viajeros puede crear un efecto dominó muy positivo que beneficie directamente a muchos estadounidenses y aleje a la administración de Joe Biden de contraer más déficit. Un nuevo sueño americano, de la mano de la salud, puede estar devolviéndole la vida al sueño americano de siempre.
Bibliografía:
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