El propósito de una buena conversación
¿Es mejor ser un buen negociador o un gestor de conflictos exitoso?
En ocasiones veo que se confunden estos conceptos dentro del contexto de cómo tener conversaciones difíciles. Se les agrega la presión adicional de tener el mejor resultado y eso muchas veces trae una carga negativa, ya que se pierde la base fundamental de una buena conversación, tener un propósito común.
Y la verdad es, si cualquier estrategia no considera la gestión emocional, primero propia y luego de las demás partes involucradas, se pierde la capacidad de ver la raíz del resultado de la mayoría de nuestras interacciones: todo depende de las historias que nos contamos a nosotros mismos. Y cuando nos volvemos “letrados emocionales”, podemos identificar la historia que nos estamos contando antes de que una emoción se lleve lo mejor de una interacción. No olvidemos que siempre existe una historia oculta entre una acción y una reacción.
Entonces para mí, gestionar adecuadamente los conflictos debe de anteceder e inevitablemente hará que seamos mejores negociadores.
Dicho esto, desde el año pasado veo un incremento en empresas interesadas en que su equipo lleve cursos de conversaciones difíciles y gestión de conflictos en el trabajo. Estando estrechamente relacionada a ellas, me causa alivio y esperanza porque estoy segura de que es parte del crecimiento que necesitamos a nivel personal y profesional.
Como intuyo que sucede en diversos rubros, predicar con el ejemplo resulta un reto y aunque a veces vivimos en automático, hay lecciones a las cuales no puedes escapar.
Me gustaría compartir algunas lecciones que he aprendido de mí y de mi rubro en estos últimos meses:
-El éxito (para mí) consiste en ser de servicio: aunque todos apuntamos a grandes objetivos cumplidos, y no me excluyo, el trabajo en manejo de conflictos está hecho cuando logras conectar con una persona para que se de la oportunidad de usar la gestión emocional para cultivar mejor sus relaciones.
-Buena parte del éxito de un equipo depende de la gestión emocional de su líder: una empresa regulada es una empresa más creativa, resiliente y confía en el ritmo de la vida, el entorno y los negocios.
-Las conversaciones difíciles son para tener mejores relaciones, no el mejor resultado en una negociación: veo que se confunden mucho estos dos conceptos. Hay excelentes estrategias de negociación, sin embargo, tener una conversación difícil buena significa trabajar en el propósito común más relevante. A veces eso significa dejar ir, dar noticias duras con respeto pero sin anestesia. En muchos casos, los efectos positivos vendrán después. Eso sí, siempre traen crecimiento.
-Si inviertes en la persona, estás invirtiendo en la empresa: también escucho que las empresas orientadas a resultados no desean invertir en habilidades blandas o que no consideran relevante la gestión emocional. Déjenme decirles que el mayor de los problemas en empresas no es la falta de procesos, sino nuestra inhabilidad de tener conversaciones que lleguen a acuerdos para que las cosas funcionen y funcionen bien. El equipo siempre nota más de lo que uno cree, es solo que la mayoría no cuenta con el espacio seguro para que los resultados se den.
Quisiera terminar con una anécdota reciente. Durante la última parte de un taller de gestión emocional y conversaciones difíciles, tuve la intervención de un señor que debía de tener unos 50+ años. Muchas veces tengo el sesgo personal de que cierto segmento no va a sacarle el provecho que debería al taller porque no ha tenido suficiente exposición a cómo lidiar con las emociones y con las situaciones que nos suceden.
Grande fue mi sorpresa cuando este amable señor tuvo la apertura de compartir que nunca se había puesto a pensar el rol que las emociones podían haber jugado en el resultado de muchas conversaciones laborales y que ahora entendía que muchas conversaciones debieron ser más sinceras y reales y que ahora sentía que tenía mejores herramientas para hacerlo.
Como siempre, el mayor aprendizaje me lo llevé yo.
Hasta una próxima,
Debora