El Arte de la Honestidad Estratégica
En el mundo de la gestión y el servicio al cliente, nos enfrentamos constantemente a situaciones delicadas donde la comunicación juega un papel crucial. Un dilema común es determinar cuánta información compartir con el cliente y cuándo es apropiado (si alguna vez lo es) ocultar o modificar la verdad.
A menudo veo en talleres, cuando hacemos juegos de rol, la capacidad de inventar y adornar historias. Aunque entiendo que no hay mala intención, me pongo a pensar en si es realmente necesario, si esta información se va a mantener en el tiempo y el verdadero costo de decir la verdad o brindar menos información.
¿Qué deberíamos de tomar en cuenta para revisarlo con nuestros equipos?
- El peligro de las mentiras elaboradas
Un error frecuente, es inventar historias complejas para justificar retrasos o problemas. Estas narrativas suelen ser tan rebuscadas que los clientes las perciben como falsas, rompiendo la confianza en el proceso.
- La importancia de la discreción
En lugar de mentir, es crucial aprender cuándo proporcionar información detallada y cuándo ser discreto. No toda la información es relevante o beneficiosa para el cliente. A veces, los detalles técnicos o los problemas internos solo generan confusión o preocupación innecesaria.
- Cuándo la verdad es necesaria
Existen situaciones donde revelar la verdad, aunque sea incómoda, es esencial:
- Cuando afecta directamente al cliente o su propiedad: si el cliente llega a saber que pudo saber con mucha más anticipación y se le ocultó sin razón, va a ser muy difícil poder recuperar el servicio
- Cuando se requieren acciones correctivas importantes: aunque sea difícil mencionarlo, cada minuto importa. Y es mejor hacer una llamada telefónica, antes que un correo o mensaje.
- Cuando implica costos adicionales o retrasos significativos: en este punto es esencial discernir si no decir la verdad en el momento es a favor del cliente o si solo estoy dilantando una incomodidad propia o esperando que alguien más del equipo se haga cargo.
- El arte de la comunicación efectiva
La clave está en desarrollar habilidades de comunicación que permitan:
- Ser honesto sin ser brutalmente directo (a veces aquí entra la asertividad mal entendida)
- Proporcionar información relevante sin abrumar
- Mantener la confianza del cliente mientras se protegen los procesos internos
- Construyendo relaciones a largo plazo
La honestidad y la transparencia, aplicadas con tacto, son fundamentales para construir relaciones duraderas con los clientes. Una mentira puede resolver un problema a corto plazo, pero compromete la relación a largo plazo.
Conclusión: Un servicio al cliente sólido refleja una Cultura de servicio bien llevada, que se encuentra preparada para hacerle frente a situaciones cotidianas y también a emergencias. La meta no debería ser decidir cuándo mentir, sino cómo comunicar de manera efectiva y ética. La discreción, la empatía y la honestidad estratégica son herramientas mucho más valiosas que cualquier mentira bien elaborada.
¿Qué tan preparado se siente tu equipo para hacer frente a estas situaciones?
Hasta una próxima,
Débora