Research 101, por Alonso Díaz
¿Alguna vez te ha pasado que te piden que te describas, y no estás muy seguro de qué decir? La dudas por un segundo, mientras dices cómo te llamas, a qué te dedicas, qué te gusta hacer en tus ratos libres. Quien te preguntó asiente, conforme; y aunque te salvas de responder, te llevas contigo esa pregunta por un momento. Y te das cuenta que es muy fácil decir qué cosas haces, pero es otra cosa muy distinta decir qué cosa eres.
Ese es, exactamente, el mayor desafío de la investigación: es muy fácil describir las cosas que ocurren, aquello que eres capaz de observar o incluso de deducir. El verdadero reto radica en saber qué hacer con todo eso que encuentras al investigar, y hacerte camino para entender por qué las cosas ocurren de la forma en que lo hacen. Con esto en mente, hoy quisiera poder compartirles algunos tips que, como antropólogo, me han servido en mis aventuras mamberas.
Guarda la información que sepas que te va a servir: En mi primera investigación mambera (por acá les dicen “mambografía), para Textil del Valle, usé todo recurso disponible: grabaciones de audio, videos, transcripciones y matrices para descargar y sistematizar la data. Luego, me di de cara con tener que volver a revisar cada audio, video, transcripción y matriz. ¿Qué aprendí? A elegir formatos que te permitan disponer de lo que necesitas. Por ejemplo, en lugar de gastar horas escuchando audios infinitos, anota los fragmentos que te sirven, para que puedas volver a ellos rápidamente.
Construye tus insights en base a lo que has encontrado en el campo, y no al revés: Un error común al momento de realizar investigaciones cualitativas es trabajar con la finalidad de “verificar” que algo que crees que ocurre es cierto, y esto puede llevarnos a buscar justo la información que valide lo que nos parece que está pasando. Uno pensaría, por ejemplo, que sabe cómo se siente la gente en contexto de pandemia, porque lo vive. Pero no, no necesariamente. Una investigación que realmente genere valor implica un mindset de apertura a lo que puedas descubrir, incluso cuando sea algo opuesto a lo que esperabas, o algo mucho más complicado de lo que pensaste en un inicio.
No pienses en términos de “descubrir”, sino de “construir”: Mucho se habla de ir al campo a “levantar”, a “obtener”, a “descubrir”. La realidad es que, cada vez que uno realiza una investigación, lo que está haciendo es construir. No es lo mismo, por ejemplo, descubrir que cuando la gente consume algo premium lo hace por su bienestar, a construir la relación entre el consumo premium y la pertenencia, el prestigio y el autoestima (todos factores que construyen bienestar a nivel subjetivo). Esto permite darle un valor real a la data como el sustento sobre el cual nosotros tenemos la labor de encontrar conexiones, razones y oportunidades, y eso hace de nuestra labor como investigadores una mucho más creativa y satisfactoria.
No temas continuar el trabajo que empezaron otros: A diferencia del trabajo académico, la investigación que se realiza en rubros como la innovación suele ser mucho más ágil y aterrizada, enfocándose siempre en lo más concreto para encontrar la generación de valor rápidamente. Sin embargo, esto no significa que esté prohibida la teoría. Utilizar estudios previos, teorías sobre el comportamiento y otras formas de conocimiento que han sido creadas por otras personas es una forma de no empezar de 0, y poder crear cosas nuevas encima de lo que ya existe actualmente. No tenemos que descubrir la pólvora siempre, o al menos, no tenemos que hacerlo solos.
Estos son solo algunos tips que, como antropólogo, me han sido de utilidad al empezar nuevas investigaciones. He hecho lo posible por explicar de forma sencilla algunos conceptos complejos y, como insinúa el título, esto es solo la punta del iceberg. La investigación cualitativa es un mundo en sí mismo, con una multitud de metodologías, pero es también una invitación abierta a empatizar con el otro y entender un poco que el mundo no es solo aquello que nosotros vemos y sentimos.