8 de marzo: El verdadero avance no se mide en discursos, sino en oportunidades reales
Cada 8 de marzo, las redes sociales, los medios de comunicación, las empresas y los eventos corporativos se llenan de mensajes a favor de la equidad de género. Sin embargo, más allá de esta fecha conmemorativa, ¿cuántas de estas iniciativas se traducen en cambios estructurales dentro de las instituciones peruanas?
En el camino hacia la equidad de género, las empresas han avanzado en visibilizar el talento femenino. Sin embargo, el verdadero cambio no ocurre con campañas, sino cuando adaptamos el mundo laboral a la realidad de las mujeres. No se trata solo de abrirles la puerta, sino de brindarles herramientas para que puedan cruzarla con confianza.
Sectores tradicionalmente dominados por hombres han comenzado a liderar esta transformación. Un ejemplo claro es el de Volvo Trucks, que ha implementado programas para capacitar a mujeres como conductoras de camiones, en respuesta a la creciente escasez de talento en la industria del transporte. Su enfoque es simple pero poderoso: eliminar barreras y demostrar que las mujeres pueden desempeñar cualquier rol si se les da la oportunidad y la preparación adecuada.
Otro claro ejemplo es Arca Continental Lindley, con su programa “Mujeres en Acción”, que busca empoderar a las mujeres e impulsarlas a asumir nuevos retos. Este programa ha permitido la incorporación de más de 100 operarias en su planta de Pucusana, demostrando que, con el apoyo y la capacitación adecuados, las mujeres pueden desempeñar roles operativos en industrias tradicionalmente masculinas.
Esto demuestra que el problema no es la falta de talento, sino los obstáculos estructurales que limitan su crecimiento. Además, prácticas como los sesgos en los procesos de selección siguen frenando su acceso a ciertas industrias.
Si queremos impulsar un cambio real, las empresas deben ir más allá de las cuotas o campañas coyunturales, deben crear condiciones que permitan el crecimiento profesional femenino sin obligarlas a sacrificar su bienestar personal. Esto implica repensar desde los procesos de contratación —como eliminar sesgos en la selección— hasta implementar políticas de capacitación, mentoría y flexibilidad laboral, considerando cifras como las que señala el INEI: las mujeres en Perú tienen mayores responsabilidades en el hogar, lo que restringe su tiempo disponible para acceder a empleos formales y bien remunerados.
La igualdad de oportunidades no es solo una cuestión de justicia social, sino también de competitividad. Sectores que han apostado por atraer y formar talento femenino han visto mejoras en productividad y en la retención de personal. Como en el caso del transporte de carga, muchas industrias pueden encontrar en la diversidad una solución a la falta de talento calificado.
El verdadero avance no se mide en discursos, sino en oportunidades reales. Apostar por la formación y el desarrollo de mujeres en nuevas áreas laborales no es solo una responsabilidad social: es una estrategia de crecimiento sostenible para las empresas y el país.