Hablemos de riesgo climático = ¿riesgo financiero?
Para nadie debería ser una sorpresa que el riesgo climático es un riesgo financiero (pero a la vez, como vamos a ver, es también una oportunidad, en especial para América Latina). Y si crees que no lo es, te invito a leernos hoy. El riesgo climático puede afectar de manera importante la rentabilidad de los negocios y también a prestadores e inversionistas. Sin duda, de manera general, el cambio climático puede afectar a la economía y a nuestra economía. Es decir, afecta personas, hogares, empresas y gobiernos. ¿Cómo nos afecta – desde esta perspectiva – el cambio climático?
Empecemos por mencionar que existen dos tipos de riesgos derivados del cambio climático. En primer lugar, están los riesgos físicos, como las mayores precipitaciones, sequía, incremento del nivel del mar que pueden convertirse en eventos crónicos o puede tratarse de eventos agudos como olas de calor, incendios forestales, huracanes y otros. ¿Acaso nunca hemos visto sequía en el Lago Titicaca, Puno? ¡Este lago abastece el 75% de la demanda de agua en Puno!
De acuerdo con el Chat GPT del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) (https://ipcc.chat/) – herramienta que recomiendo utilizar para preguntas sobre cambio climático - es claro que no es un tema nuevo, sin embargo, la escala de eventos que materializan el cambio climático no tiene precedentes en la edad moderna. De hecho, los periodos de mayor calentamiento global en los últimos 100,000 años, ocurrieron en el periodo interglacial (Holoceno) hace 6500 años. Asimismo, la influencia humana ha incrementado el riesgo de eventos climáticos extremos, los cuales vienen aparejados de otro tipo de riesgos, incrementados y en cascada. Por tanto, son más difíciles de gestionar y predecir, y son más frecuentes y variables. Recordemos nada más el reciente incremento mundial de casos de dengue (derivado del famoso mosquito tropical): pasaron de 500,000 en el año 2000 a más de 4 millones de casos en el 2022; lo cual sería – en parte – explicado por el cambio climático, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (2022). Otro dato interesante lo muestra MSCI (Julio, 2022): ciudades que mueven el PBI mundial como Shangai, New York, Moscú, Los Angeles, tendrán 12 días más de calor extremo en el año en el 2025.
Hablemos ahora de los riesgos de transición. Son aquellos derivados justamente de la transición a una economía baja en carbono como la política pública y la regulación, las preferencias de los consumidores. Uno de los ejemplos de política pública y regulación serían los subsidios o créditos fiscales para energías limpias como lo previsto en el Inflation Reduction Act en Estados Unidos, o la creación de impuestos al carbono (ejemplos cercanos en México, Colombia, Chile, Brasil), que implica obligar a las empresas a internalizar los costos de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por ejemplo, pagando un monto en US$ por tonelada de CO2. Otro ejemplo sería la política de la Unión Europea de sólo producir coches eléctricos a partir del 2035, lo cual reducirá progresivamente la demanda de coches que utilizan combustión.
En este sentido, el cambio climático puede afectar la propiedad de las personas y el valor de los activos de las empresas sí como la generación de ingresos debido a la menor productividad de la fuerza laboral. ¿Cuántas personas adicionales puede requerir una empresa de construcción para trabajar un proyecto con una ola de calor, bajo 40° C? El cambio climático también puede generar mayores gastos e inversiones adicionales para ejecutar acciones de adaptación, y cambios (incrementos) en los precios de los bienes y servicios, (estructurales, shock de oferta). ¿Aire acondicionado en casas y oficinas? ¿Y si toda la ciudad requiere este servicio al mismo tiempo, qué ocurre? Por otro lado, el costo de cubrir determinados siniestros ¿se incrementará? ¿O habrá empresas aseguradoras que opten por no asegurar determinado tipo de riesgos en algunos negocios, propiedades o mercados? Ya sabemos que State Farm en California dejó de proveer cobertura del riesgo de catástrofes naturales, debido al incremento e intensidad de los incendios forestales.
Como puede advertir el lector, las empresas, los prestamistas e inversionistas estarán más proclives a incorporar el riesgo climático como un riesgo financiero adicional en la toma de decisiones. Y evaluarán cómo estos riesgos físicos y de transición se materializan en eventos reales, transmisores de riesgo de crédito, de mercado, operacionales y de liquidez.
Siendo ello así es lógico que a nivel global, 116 bancos centrales y supervisores con el apoyo de especialistas formaran el Network for Greening the Financial System (NGFS) para desarrollar herramientas que permitan a los gobiernos y agentes de mercado gestionar el riesgo del clima y medio ambiente en el sector financiero y movilizar capital en transición a una nueva economía sustentable. Pero ya que la data histórica sobre cambio climático no es de gran utilidad para hacer un forecast del futuro, el NGFS ha construido hasta 6 escenarios hipotéticos de cambio climático que llaman “plausibles”. En la práctica, estos escenarios son un análisis de sensibilidad considerando diversas variables como grado de incremento de la temperatura (desde 1.4° a +3° C), grado de orden o desorden en la transición de la política pública, nivel de remoción o grado desuso del dióxido de carbono, entre otras. Entidades financieras, asset managers, y empresas aseguradoras a nivel mundial ya están empezando a modelar estos escenarios y a publicarlos en un reporte anual bajo el marco de divulgación Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD) del que volveremos a comentar en otra oportunidad. Esto para analizar cómo impacta el riesgo climático en su portafolio de activos, pero también para ver las oportunidades que nos va dejando esta transición en el corto, mediano y largo plazo: Qué tipo de nuevos productos o servicios, y qué nuevos mercados se presentan principalmente ante un cambio en las preferencias de sus clientes.
Según el BID, lograr el net zero para 2050 impulsará el gasto total de América Latina en activos físicos relacionados con la transición a 9.4 por ciento del PIB regional, o alrededor de $20 billones de dólares. Esto puede explicarse debido a que aprox 80% de los países de América Latina, incluyendo Brasil y México, han actualizado sus compromisos de reducción de emisiones GEI con números muy retadores (los famosos NDC o national determined contribution, que en el caso peruano es incluso 40% condicionado a financiamiento externo y otros). Nuestros países latinoamericanos cuentan con ricas dotaciones y recursos naturales que serán fundamentales para la transición energética global como cobre, litio, energía renovable, biocombustible líquido, reforestación y mercado de carbono voluntario para compensar emisiones, agricultura, ganadería y pesca sustentable. Así pues, es una gran oportunidad para el sector financiero a fin de participar en la canalización de flujos a proyectos que respalde la adaptación, la resiliencia y la conservación climáticas.
Acompañando estos riesgos y oportunidades, los reguladores en Brasil, México y Colombia han trabajado en una serie de iniciativas regulatorias en torno al cambio climático. En Brasil, nuevos requisitos de divulgación y reglas que rigen cómo los bancos incorporan consideraciones ASG; mientras México y Colombia cuentan ya con taxonomía verde o sustentable, y en Perú se cocina también una herramienta similar que comentaremos en otra oportunidad. Porque es necesario estandarizar qué tipo de inversiones son sustentables, verdes, como decimos “hablar un lenguaje común”.
Y así, sin ánimos de meternos en una escena apocalíptica de la película “No Miremos Arriba”, es importante reconocer la urgencia de entender algo básico; qué es el cambio climático, cómo nos afecta y en el caso de las empresas, sus implicancias en la “última línea” de los estados financieros, incorporándolo dentro del planeamiento estratégico del negocio.
Fuentes:
- World Health Organization, Spike in dengue cases due to global warming, (2022): https://news.un.org/en/story/2023/07/1138962
- International Monetary Fund Aunque más países están fijando precios del carbono, las emisiones son todavía muy baratas (Julio 2022) 2022): https://www.imf.org/es/Blogs/Articles/2022/07/21/blog-more-countries-are-pricing-carbon-but-emissions-are-still-too-cheap
- Mc Kinsey & Company, Están preparadas las instituciones latinoamericanas para la sostenibilidad (Agosto 2023): https://www.mckinsey.com/industries/financial-services/our-insights/are-latin-american-financial-institutions-ready-for-sustainability/es-CL?cid=other-pso-linkedin-bam-dmc-mip-mck-2308-i1a&sid=pso-POST_ID&linkId=230551276
- NGFS, NGFS Scenarios for Central Banks and Supervisors, Setiembre 2022: ngfs_climate_scenarios_for_central_banks_and_supervisors_.pdf.pdf
- MSCI ESG Now podcast.