Redacción Gestión

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AGENDA DE GOBIERNO. La próxima semana, el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, se presentará ante el Congreso para hablar de los lineamientos de su labor y pedir el voto de confianza del Parlamento. Acudirá en un momento difícil, pues estará presente el conflicto en torno a la minera Las Bambas.

Más allá del discurso del “respeto” o el “diálogo” que mantiene el Ejecutivo, se debe buscar seriamente una salida definitiva a un problema, que si bien hoy tiene a Las Bambas como protagonista, en realidad es una bomba de tiempo latente en varias zonas del país donde existen conflictos sin solución que se menosprecian y no se trabaja en superar las dificultades a tiempo.

Con este telón de fondo, Del Solar ha empezado con el
ritual de reunirse con todas las bancadas y, salvo la izquierda, ninguna se muestra beligerante. A pesar de ello, es de esperar que la oposición
utilice la falta de eficacia en solucionar el tema de Las Bambas como un ejemplo de las ineficiencias que carga el Gobierno de Vizcarra.

Por ello, el premier debería evitar ante el Congreso las ideas generales y por el contrario presentar una hoja de ruta de corto plazo y sobre todo con acciones concretas. Si bien culminar con la reforma judicial es un punto ineludible, debería prescindir de centrarse en la reforma política como tema fundamental, tal como pretenden algunos. Hoy, además de los graves problemas de la coyuntura, existen otros que requieren urgente atención por parte del Gobierno.

Es previsible que la oposición lo vapulee, pero es importante que el primer ministro admita los problemas existentes y no cometa el error de convertir la reforma política en el tema central del Gobierno, como lo fue la lucha contra la corrupción hace un año. Eso significa leer mejor las necesidades y anhelos de la población y atender reclamos concretos, como el combate a la inseguridad ciudadana —transversal a todos los estratos económicos—, la búsqueda de mejoras a la política económica o un servicio de salud más eficiente.

Si el Gobierno está decidido a presionar al Congreso para debatir y aprobar una reforma en solo un mes, no debería apostar a la reforma política (que requiere un debate serio y con tiempo para obtener resultados de largo plazo) sino a las reformas económicas y laborales que tanto tiempo han estado abandonadas y que tanta falta hacen para que el país logre crecer a tasas que aseguren una mejora para todos.

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